CRISTIAN BERRIOS ARQUITECTOS
2013
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Carta Diario «El Sur»
Sr. Director Diario El Sur.
El martes 2 de abril el abogado Mauricio Araneda, abogado de la Municipalidad de Concepción expresaba en la pág. 4 de su diario “No sirve remodelar el Mercado, hay que construir algo nuevo”. Una frase lapidaria, y en nuestra opinión, descuidada.
Antes de promover esta sentencia, nos parece necesario indicar el valor patrimonial e histórico de este emblemático edificio. El Mercado Central de Concepción representa una de las obras más relevantes construidas en la ciudad después del terremoto de 1939. Sus arquitectos fueron el húngaro Tibor Weiner y Ricardo Müller, el primero un directo heredero de la Bauhaus en Alemania, escuela de oficios precursora de la arquitectura moderna a partir de la primera mitad del siglo XX. Se trata de una obra paradigmática de la propagación de la modernidad en Chile y un hito arquitectónico imprescindible de nuestra ciudad. Su paisaje, sin el edificio, constituiría una agresión urbana mayúscula e irreparable. Atentar contra obras patrimoniales, generadoras del sentido de identidad y arraigo en los ciudadanos, sería sin duda un acto de total ignorancia.
Se trata de un edificio singular, portador no sólo de una estructura formidable, sino también porque su nave constituye uno de los mayores espacios de uso democrático y público de la ciudad. La obra alberga la comercialización de productos y comidas más tradicionales, es decir, es recipiente de una gran cantidad de usos y actividades patrimoniales identitarias de Concepción.
No cabe duda que el edificio hoy sufre un serio deterioro. La falta de higiene, la carencia de manutenciones constructivas, lo muestra como una obra descuidada. Sin embargo, más allá de los aspectos legales y económicos en el que el edificio está involucrado desde hace años, nos asiste la convicción que se trata de una obra perfectamente reutilizable, ya sea para rehabilitar su actual función o para la implementación de una nueva, manteniendo su estructura.
Como arquitectos, nos preocupan las decisiones sobre la ciudad. En particular, pensamos que el Mercado Central debe someterse a una restauración completa, idónea y de calidad, y pensar en la nobleza de esta obra no únicamente bajo una perspectiva de rentabilidad económica, sino también sobre sus dividendos históricos, sociales, urbanos y estéticos.
La decisión sobre el futuro del Mercado impone, criterios más amplios, más documentados y sobre todo, más generosos.
Gonzalo Cerda | Ms. Arquitecto
Pablo Fuentes | Dr. Arquitecto
Cristián Berríos | Dr. Arquitecto
Docentes del Departamento de Diseño y Teoría de la Arquitectura de la Universidad del Bío Bío